Esta tarde hemos estado con Thor, un Braco de Weimar (tercera sesión) un poco distinto y especial tanto por inteligente como por nobleza.
Hoy tenía planificado entrenarle la llamada entre otras cosas, cual mi sorpresa que para ser un cachorro de 8 meses y con una raza de sangre y una nariz pegada al suelo... ni un rastro por grande que sea, hace que se despiste o se aleje más de 5 metros (increíble en un perro tan joven nacido para oler).
El mundo del perro siempre sorprende, nunca dejas de aprender y sobre todo, te afianzas en cosas como que la raza es indiferente en ciertos perros, que influye, pero no lo es todo.
Sus propietarios han trabajado mucho el vínculo, Thor es un perro muy ligado a su familia, y así lo
hace notar.
Simplemente, me encanta Thor!!! 
