En la primera lectura de ambos por separado en semilibertad ya determiné el miedo que presenta cada uno de ellos además de falta de relaciones sociales tanto con humanos como con perros. De hecho según me comenta su propietario, Nerón no ha consentido nunca que nadie lo toque ni lo acaricie ni si quiera que se acerquen.
Tras una hora de trabajo, pude lograr que comiese de mis manos, acabando acariciandole todo su cuerpo incluida cabeza y boca, además de acudir a mi llamada e ir detrás mía.
En el caso de Nerón, su miedo es hacia fuera (lo exterioriza y es palpable en su expresión corporal y comportamiento), pero es un miedo mucho más fácil de atajar que el invertido hacia dentro.
En el caso de Cesar, el miedo es hacia dentro; muy introspectivo, se muestra desconfiado a los movimientos, ruidos...
Vamos a continuar trabajando con ellos, buscando raíces y ayudándoles a romper barreras psicológicas que originan el comportamiento que presentan.
Muchas gracias a su propietario J Ramón por confiar en Vivir en Manada, vamos a darlo todo para ayudar a estos dos colegas a ser perros felices y equilibrados