En la primera sesión de evaluación, conocí a un Koko que amenazaba constantemente con agredir. Un perro con mucha potencia en su ladrido que enseñaba los dientes como si defendiese su vida.
En un principio pensé que podía ser agresivo (todos los indicadores marcaban a su favor). No me dejó tocarlo, ni acariciarlo, ni si quiera acercarme.
Según me contaban sus propietarios su reactividad es tanto a perros como a humanos, (mayormente a perros).
En esta segunda sesión, decidí contar con mi manada y la ayuda de Lobo (Malinois) de esta forma tendría machos y hembras.
Al igual que en la primera sesión, Koko se presentaba con unos niveles altísimos de reactividad.
Primeramente saco a Urko suelto y a su rollo. Tras acercarse, Koko no lo admite (ladra, enseña dientes...) y Urko comienza a enviar señales de calma por un tubo.
A continuacion, Sasha en libertad (referente de la manada), va observando la situación constantemente y corrigiendo.
Seguidamente saco a Chloè y le incita a jugar, Y ahí detecto que Koko no sabe comunicarse ni entiende lo que Chloè le pide.
Decido unirlo atado a Urko con 2 metros de correa y que sea Urko tras mi llamada quien comience a dirigir un paseo en libertad (Koko tenía 20 metro de cuerda para no perder el control, que no hizo falta usar)
De manera propia (podéis verlo en la fotografía) comienzo a tomar el control de Koko que responde a mis órdenes básicas de sentarse y tumbarse. Y es Urko quien decide tumbarse a su espalda para enviarle calma.
Tras un buen rato tumbados recogiendo energía del Labrador, Koko comienza a bajar niveles. Es entonces cuando saco a Lobo y la aceptación es mucho mejor que al principio.
Su propietaria toma el control dirigido por mí y comenzamos a trabajar en distancias. Espectacular! Con algunos errores (lógico, es segunda sesión), pero hemos visto a un Koko distinto.
Finalmente decido pasear con Urko, Sasha, Lobo u Koko a la vez, Sasha suelta al frente, Lobo a mi derecha atado y Koko con Urko a mi izquierda que en principio se quedaba algo más atrás, hasta que decidió ponerse en paralelo con Urko y conmigo, justamente en medio (momento apoteósico).
Según sus propietarios, antes esto era inadmisible, y mucho menos ver a Koko tranquilo dejando hablar a sus propietarios, sin ladridos, sin exigencias...
Poco a poco vamos a sacar a este Border Collie toda la basura de su cabeza. Espero que en la próxima sesión, de otro vuelco enorme como en esta que ni yo lo esperaba.
Urko, Sasha, Chloè y Lobo, han sido claves y verdaderos maestros como siempre para ayudar a otro perro que lo necesita. Y es que, lo que arregla un perro no lo arregla un humano.
Por eso, en Vivir en Manada utilizamos métodos naturales y respetuosos con el perro, con un sistema y modelo de trabajo único en la bahía de Cádiz donde la libertad del perro en su rehabilitación es una premisa para nosotros. Mi manada y otros perros tutores que han sido rehabilitados por mi, han ayudado en 2020 a más de 140 perros con problemas de conducta grave y en 2021 a casi 90 en lo que llevamos de año más los que quedan por venir.
Gracias Manoli y familia por confiar en Vivir en Manada.
Seguimos!
