Como pasa el tiempo... eres mi sombra y parte de mi historia para siempre. Tu mirada de “humano” es capaz de ambaucarme a cada instante. Tu lealtad es absoluta y el silencio de tu compañía fuente de alimentación para mi.
Al igual que Urko y Chloe, ocupas un espacio más que importante en mi vida. Sin vosotros, Vivir en Manada no existiría.
Cada día aprendo de ti, observarte es un vicio. Leer tu comportamiento, tu forma de corregir a otros perros de manera tajante, clara, concisa y sin perder los papeles.
Tu carácter sobrio, siempre pendiente del descuido, tu temperamento, esa gran capacidad de observación hacia otros perros y esa forma de actuar de manera precisa cada vez que tienes que hacer justicia o transmitir educación a otro congénere... eso, eso te diferencia de todo perro.
Me has ayudado a rehabilitar a más de 200 perros. No te importa la raza, ni el tamaño, ni el problema que presente. Siempre estás ahí para ayudar.
Las emociones que compartimos son sólo nuestras, tuyas y mias. La conexión que tenemos es más que envidiable para cualquier persona que tenga un perro, me haces tocar lo más alto cuando se habla de vínculo.
Que te digo gorda? Que eres parte de mi vida, que me hierve el corazón cuando pienso en ti, que te quiero más que a mi propia vida y que por favor, quédate muchos años a mi lado (no quiero pensar el día que me faltes).
Siempre juntos!
