Acompañamos a Pastor (5 ańos) a vacunarse de Leishmania junto a sus propietarios.
Pastor es un buen perro, no presenta síntoma alguno de nada. Se relaciona bien con humanos y perros pero “odia” ir al veterinario.
Siempre que tiene vacuna, su propietaria Eva, cuenta conmigo para que gestione el tema. Pastor desemboca en agresividad en un nivel bastante alto cuando intentan manipularle para poner la vacuna o sacar sangre.
Hace unos meses, positivicé el bozal, Pastor lo acepta perfectamente sin ni siquiera intentar quitárselo en ningún momento, aun así, es un perro con mucha fuerza, difícil de mantener quieto para pincharle antes de ser trabajado.
Con las vacunas ya lo teníamos controlado. Pero esta vez teníamos que hacer el test y sacar sangre, por lo que cuando su veterinaria intentó manipular la pata para poner la goma, aquello se convirtió en “Vietnam años 60”
Con mucha paciencia, una pizca de MMA y un pelin de Pressing Cath (para evitar sedarlo), pudimos sacar sangre. Sin embargo al ver el negativo y vacunar sin ningún tipo de problemas, Pastor ni se inmutó (como siempre desde que lo trabajé).
Así que tendremos que ponernos manos a la obra para positivizar y revertir esa conducta cuando su veterinario intenta manipular más de lo que es poner una simple vacuna como ha sido este caso y los de antes.
Ya hemos conseguido que entre a consulta, que acepte la espera, que no gruña o intente morder al veterinario solo con su presencia, que le vacunen (todo sin ningún síntoma de nada por su parte) pero ahora, nos toca ponernos a afinar otro tipo de pruebas y manipulaciones que no sean solo la vacuna.
Gracias como siempre a su familia por confiar en Vivir en Manada!
Siempre que tiene vacuna, su propietaria Eva, cuenta conmigo para que gestione el tema. Pastor desemboca en agresividad en un nivel bastante alto cuando intentan manipularle para poner la vacuna o sacar sangre.
Hace unos meses, positivicé el bozal, Pastor lo acepta perfectamente sin ni siquiera intentar quitárselo en ningún momento, aun así, es un perro con mucha fuerza, difícil de mantener quieto para pincharle antes de ser trabajado.
Con las vacunas ya lo teníamos controlado. Pero esta vez teníamos que hacer el test y sacar sangre, por lo que cuando su veterinaria intentó manipular la pata para poner la goma, aquello se convirtió en “Vietnam años 60”
Con mucha paciencia, una pizca de MMA y un pelin de Pressing Cath (para evitar sedarlo), pudimos sacar sangre. Sin embargo al ver el negativo y vacunar sin ningún tipo de problemas, Pastor ni se inmutó (como siempre desde que lo trabajé).
Así que tendremos que ponernos manos a la obra para positivizar y revertir esa conducta cuando su veterinario intenta manipular más de lo que es poner una simple vacuna como ha sido este caso y los de antes.
Ya hemos conseguido que entre a consulta, que acepte la espera, que no gruña o intente morder al veterinario solo con su presencia, que le vacunen (todo sin ningún síntoma de nada por su parte) pero ahora, nos toca ponernos a afinar otro tipo de pruebas y manipulaciones que no sean solo la vacuna.
Gracias como siempre a su familia por confiar en Vivir en Manada!