Hemos trabajado; gestión de impulsos, autocontrol, control del guía y algunos targets que nos han ayudado a comenzar a estabilizar sus parámetros mentales en busca del equilibrio.
Nansa aún es muy cachorra, le queda mucha guerra que dar, pero “el arbolito desde chiquitito” (así se dice en mi tierra).
La próxima semana Nansa se va a incorporar a uno de los grupos de obediencia y socialización de la escuela.
Gracias Isabel por confiar en Vivir en Manada